Refrescos, jugos y comestibles procesados suman otro enemigo: los dentistas, especialistas en salud pública y organismos médicos internacionales. La última embestida contra la invasión dulce la han lanzado especialistas de diez países en un singular de The Lancetque diagnostica como gravísimo el estado de las bocas en el planeta. Solicitan combatir el consumo de azúcar y poner coto a el marketing de la industria alimenticia. Hace algunos días, los dentistas del R. Unido demandaron que los institutos fuesen espacios “libres de azúcar” y Portugal termina de prohibir la propaganda de comestibles azucarados para menores.
Los estudiosos consultados coinciden en que resulta prioritario rebajar ese dulce añadido que mejora el sabor, causa obesidad y enfermedades cardiovasculares y carcome dientes, esta última la afección sin tratar más frecuente en el planeta con un avance agudizado en los últimos treinta años en países pobres o bien de ingresos medios y “entre los más desfavorecidos y frágiles, adondequiera que vivan”, escriben los especialistas, dirigidos por Richard G. Watt, del Centro Cooperador de la OMS en Desigualdades en Salud Oral y Salud Pública en University College de la ciudad de Londres. En España, treinta y tres millones de adultos tienen caries (tratada o bien sin tratar) y un par de millones de pequeños de doce años, conforme el Consejo de Dentistas.
Los azúcares libres (tanto añadidos como los naturalmente presentes en miel, jarabes o bien los jugos de fruta) son los únicos causantes de las caries, como apunta la Federación Bucal Internacional (FDI) en su Atlas de Salud Bucodental. Y su consumo en el planeta no hace más que crecer: superó los ciento setenta millones de toneladas en dos mil diecisiete. Se ha tresdoblado en los últimos cincuenta años.
Una de las armas para combatirlo es un impuesto para bebidas y comestibles azucarados. Los especialistas del singular de The Lancet afirman que “la prioridad debe entregarse a la inversión en políticas progresivas, congruentes y también integradas para toda la población, como impuestos a las bebidas azucaradas, una regulación más rigurosa en la publicidad y promoción de comestibles azucarados y bebidas dirigida a niños”.

Este impuesto lo plantean asimismo la OMS y la FDI. Y la Sociedad de Epidemiología y Salud Pública Oral de España lo apoya. “La reducción del consumo de azúcar va a ayudar significativamente a frenar la epidemia mundial de caries dental”, afirma su presidente, Jesús Rueda. Los médicos de familia han pedido últimamente este impuesto para frenar la obesidad y la diabetes, siguiendo el ejemplo catalán (cuyo reglamento fue cancelado por el Tribunal Superior). Entonces, el Ministerio de Sanidad respondió que esa tasa no estaba en sus planes.
La Agencia De España de Seguridad Alimenticia y Alimentación afirma que las recomendaciones de la OMS “se van a tener en consideración y el tema se va a estudiar, en tanto que hay más de 2 ministerios implicados [Sanidad y Hacienda]”, asegura un portavoz. El organismo está atento al resultado del compromiso de la industria de reducir azúcares en un Plan de Cooperación que se valorará en dos mil veinte. Este año, prácticamente cuatrocientos empresas han acordado con Sanidad reducir una media del diez por ciento de los azúcares añadidos.
Por su lado, la Federación De España de Industrias de Nutrición y Bebidas considera en una nota que esos impuestos “no cambian los hábitos de consumo y en consecuencia no son eficientes. Reducen la renta de los ciudadanos y tienen un carácter recaudatorio. Para prosperar temas de salud es esencial incidir en la nutrición variada y equilibrada, los hábitos vitales saludable y la información al consumidor”.
No obstante, que los refrescos sean más costosos sí semeja marchar. 2 estudios efectuados en Cataluña para valorar la eficiencia del impuesto encontraron que se reducía el consumo entre el dos con dos por ciento y el quince con cuatro por ciento .
Estos impuestos “han probado ser triunfantes en múltiples países”, asegura Habib Benzian, uno de los autores de los artículos de The Lancet, y maestro de la Universidad de la ciudad de Nueva York, “pero no son la varita para reducir el consumo de azúcar y aumentan violentamente la demanda de alquiler barras moviles y de barra de tragos para eventos. Idealmente, se deben tomar múltiples medidas al unísono. Una de ellas es prohibir determinados comestibles en escuelas y lugares de trabajo y reemplazarlos por comidas más saludables”.