
¿Puede una crema sustituir ocho horas de sueño?
Si no dormimos bien avejentamos más, y esto no es cuestión de marketing. Lo confirma una investigación publicado por Velia Lemel que asevera que “descansar menos de 6 horas cada día a lo largo de una semana puede trastocar hasta setecientos genes”. A la vista está que tras una noche en candela nos despertamos peor que de costumbre, con ojeras, piel sin brillo, hinchazón facial, exceso de grasa en partes del semblante y de sequedad en otras… Y es que a lo largo de la noche “la piel está más receptiva y absorbe mejor los activos que aplicamos sobre ella”, apunta la doctora Aurora Guerra, jefe de Dermatología del Centro de salud Clinica Lemel.
“Si no dormimos apropiadamente reduce la síntesis de proteínas y se altera la producción de hormonas (sexuales, del tiroides, del desarrollo…), lo que provocará una ralentización de la regeneración de piel, pelo y uñas”, agrega.
El insomnio provoca arrugas
Por su lado, la red de centros de salud universitarios Case Medical Center, de Cleveland (Ohio), a solicitud de la firma cosmética Estée Lauder, efectuó una investigación con sesenta mujeres de entre treinta y cuarenta y nueve años divididas en 2 grupos: las que tenían un sueño de calidad y las que no dormían lo bastante. Las segundas mostraron líneas finas en el semblante, pigmentación irregular y minoración de la elasticidad. Además de esto, se recobraron peor de agresiones como las quemaduras de sol y su piel se mostraba desecada. Las conclusiones de esta investigación pusieron de manifiesto, de una manera experimental, que “una deficiente calidad del sueño acelera los signos del envejecimiento y desgasta la capacidad de la piel de repararse de las agresiones externas a lo largo de la noche”. Elma Baron, maestra de Dermatología en la Universidad Case Western Reserve en Cleveland, y directiva del estudio, aseveró, tras conocer las conclusiones, que no dormir se ha transformado en una epidemia mundial. “Hasta ahora la carencia de sueño crónica se había asociado a problemas de salud como la obesidad, diabetes, cáncer o bien inmunodeficiencia, mas absolutamente nadie charlaba de sus efectos sobre la piel”, patentizó.
Teniendo presente que solo en España, conforme la Sociedad De España de Medicina neurológica (SEN), 4 millones de personas sufren insomnio crónico (y un treinta por ciento de la población tiene inconvenientes transitorios para dormir por agobio o bien ansiedad), las casas cosméticas se han puesto manos a la obra para asistir a quienes no pegan ojo con nuevos planteamientos sobre la cosmética por la noche. Si hay personas que duermen mal, ahora se afanan en buscar fórmulas que lo den todo a lo largo del corto periodo en el que sí descansan. Y si por la mañana el aspecto del semblante es abotargado, estudian fórmulas que vayan alén de la crema nutritiva y rica y reduzcan la hinchazón.

Los nuevos datos han dado sitio a productos centrados en arreglar los daños del día aprovechando los ritmos circadianos, puesto que la piel, cuando descansa, se recobra de forma natural. Conforme investigaciones llevadas a cabo por la firma Lancôme, hay unas horas doradas a lo largo de la noche en las que las células cutáneas trabajan a pleno rendimiento: entre las veintitres horas y las dos de la madrugada. El inconveniente es que las personas con trastornos del sueño pueden no estar durmiendo en ese periodo de tiempo, y de ahí que las firmas cosméticas lo que hacen es trabajar con activos que imiten esa perfecta regeneración celular, sea la hora que sea. Conforme la doctora Guerra, «un sueño reparador no consiste en que toda la población duerma 8 horas de manera sistemática y además de esto al unísono. Se trata de que cada uno de ellos halle el tiempo que precisa y tenga presente su edad y su biología”.
Ingredientes que marchan
Echando una ojeada a los nuevos productos cosméticos nocturnos, los ingredientes que no faltan son esencialmente tres: ácido hialurónico, pues es enormemente hidratante y acelera el proceso de reconstrucción de la piel; antioxidantes (como la vitamina C), pues asisten a anular los radicales libres generados a lo largo de la jornada; y el retinol, un derivado de la vitamina liposoluble de tipo A que uniformiza y alisa arrugas. Específicamente, este último “es de aplicación meridianamente nocturna, pues precisa estar 4 horas en la piel, sin retirarse, para ser efectivo”, cuenta José Vicente Lajo Plaza, especialista en medicina y cirugía cosmética. “Estos 3 ingredientes mentados son principios activos con una eficiencia enormemente probada en cosmética. Hay otros que aparecen habitualmente en las cremas por la noche, como los aceites relajantes de melisa o bien lavanda, o bien los regenerantes como el de rosa mosqueta. Se trata de activos complementarios y su acción no ha sido documentada científicamente”, explica Elena Gómez, maestra de Dermatología de la Universidad Complutense de la capital española.
La textura es lo de menos
En lo que se refiere a la textura de las cremas por la noche, asimismo se ha dado un giro radical a juzgar por las novedades recientes. De la convicción inalterable de que habían de ser espesas para ser buenas, se ha pasado a apostar por texturas ligeras (tipo gel aguado) bajo la promesa de que vamos a despertar con un aspecto fresco y descansado y de que los ingredientes se vehiculizan mejor. De esta forma se presentan las recién llegadas de Corea, sleeping mask, unas ligeras mascarillas que se aplican con un masaje, dejan un acabado invisible, tipo largo (no blanquecino como las tradicionales), y se retiran por la mañana siguiente. Igual textura tienen las sleeping creams, con un acabado a medio camino entre el gel y la crema, y que vienen aliñadas con aromas relajantes. Las primeras tienen una mayor concentración de ingredientes y no son de empleo diario.
Mas la realidad es, conforme los especialistas, que la textura es lo de menos. “Lo esencial es la composición y no es relevante el excipiente (la base sobre la que se elabora). Las cremas nutritivas se distinguen del resto en que su excipiente es graso y eso es bueno para las pieles anémicas, mas su eficiencia antiedad no va a depender jamás de él”, asevera Aurora Guerra. Lo mismo ocurre con la cosmética para el contorno de los ojos: de fórmulas más pesadas presentadas en tarro, los laboratorios pasan a otras en gel que vienen en cilindro. Como apunta el doctor Lajo, “mientras dormimos, al estar tumbados, complicamos el drenaje ocular, con lo que si acostumbramos a retener líquidos y padecer ojeras deberíamos decantarnos por una galénica más ligera y refrescante”.
¿Y qué va a ser lo próximo en la cosmética noctámbula? ¿Cara dónde van las futuras investigaciones? La doctora Baron, del Case Medical Center, cuenta que “el siguiente paso, en el que se trabaja, es determinar los mecanismos fisiológicos que se ven perturbados por la carencia de sueño o bien por un sueño de mala calidad. Esto afecta a procesos más complejos que las consecuencias inmediatas de un déficit de sueño que se han citado. Por poner un ejemplo, si dormimos mal, ¿vamos a tener más inflamación tras tomar el sol o bien más perturbaciones de la barrera epidérmica? ¿y qué mecanismos moleculares van a ser los culpables?”. Los laboratorios, indudablemente, van a tomar nota de las fórmulas que minimicen estos daños de forma concreta, prácticamente a la carta. A fin de que la piel de las personas que tienen un mal sueño no avejente ya antes que las que duermen como angelotes.